La gente de mi generación recuerda aquellas tropas de cangrejitos atravesando la vieja carretera de Las Américas. De capota roja y brillante, muelitas casi volando en el aire y en fila india, cruzaban la carretera con destino al mar. El telón de fondo de esta espectacular carrera crustácea, peligrosa por demás, para los participantes era unas sinuosas matas de coco de lado y lado y unos lentos rayos de sol poniéndose por Occidente como quien no quiere la cosa..
No solo los cangrejos, hasta el olor a salitre se ha evaporado..
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